Jamás olvidará ese lunes cuando Martina llegaba por primera vez al colegio. Fue el día en que presentó a la gerencia una estrategia infalible. Sacó aplausos y apretones de manos. Cuando Martina cantó Suffer Little Children de The Smiths en el acto de paso a enseñanza media, estaba firmando el contrato para la subgerencia y después compró el Audi que siempre quiso. En la noche de la fiesta de graduación de Martina, la empresa festejó su ascenso a gerente y probó las putas VIP. Las fue a dejar en su nuevo Mercedes. Se toparon de regreso a casa, justo cuando ella vomitaba sobre su vestido de gala en el antejardín. En el segundo año de psicología de Martina, cuando la descubrió presionando lentamente la jeringa en su vena, sin importarle que la estuviera mirando, le dijo a su esposa que la encerrara en una clínica. Después, tomó el taxi al aeropuerto para subirse al avión con destino a Barcelona, donde presentaría la nueva estrategia a las cabezas de la empresa. Durante el vuelo, eligió las putas que le llevarían a la fiesta de bienvenida.